El Camino Natural de Anaga-Chasna es uno de los dos senderos de gran recorrido de Tenerife, una ruta que atraviesa los espacios forestales y las cumbres de la isla para deleite del viajero, que durante el camino tendrá el privilegio de admirar los grandes contrastes del paisaje tinerfeño, desde la exuberancia de la vegetación hasta las caprichosas formaciones volcánicas, coronadas por el imponente Pico del Teide.
La isla de Tenerife es la mayor y más alta de las siete islas del archipiélago canario. Cuenta con 43 espacios naturales protegidos distribuidos por toda la isla, lo que supone un 45% de su superficie total. Este alto grado de protección del territorio da una idea de la variedad y singularidad de los ecosistemas y paisajes que se pueden encontrar en un espacio menor que cualquiera de las provincias españolas.
Lo que llama poderosamente la atención del visitante es la calidad y cantidad de contrastes que ofrece Tenerife: desde las exuberantes formaciones vegetales de laurisilva en medianías y cumbres hasta los paisajes volcánicos, especialmente el del Parque Nacional del Teide y su cono volcánico, que permanece activo, y que constituye el pico más alto de España, con 3.718 m de altura. La isla, además, combina playas de arena negra con altos acantilados y pueblos que conservan una arquitectura típicamente colonial.
El carácter insular, unido a su origen volcánico y a un clima suave, carente de cambios bruscos de temperaturas y de condiciones meteorológicas, ha generado numerosos endemismos animales y vegetales. Estas características únicas han convertido a Tenerife en un importante centro de atención para los amantes de la naturaleza y de los estudiosos de todo el mundo.
El Camino Natural de Anaga-Chasna o GR-131 es uno de los dos senderos de gran recorrido de la isla. Comenzando en el noreste tinerfeño, en el macizo de Anaga, atraviesa la zona central de la isla en dirección suroeste, desde la población de La Esperanza hasta el casco histórico de Arona.
El sendero transcurre dentro de los espacios forestales de la isla, pasando por las líneas de cumbre, y cubre buena parte del camino forestal y el Camino Real de Chasna, una de las vías más utilizadas en el pasado por los habitantes de Tenerife para comunicar el norte y el sur.
Debido a su longitud, en torno a los 93 km, la descripción del camino se divide en etapas, cada una de las cuales posee su propia personalidad, caracterizada sobre todo por la vegetación dominante, el grado de intervención del ser humano o la climatología.
Este tramo, a pesar de que es el tercero del GR-131, se considera la primera etapa del Camino Natural de Anaga-Chasna, ya que los dos primeros tramos no forman parte del Programa de Caminos Naturales. Esta etapa de unos 30 km de longitud discurre casi enteramente sobre pistas forestales, con desniveles de subida suaves, que nos acercarán al viajero a alguno de los mejores ejemplos de pinar histórico tinerfeño y bosques de laurisilva, un tipo de bosque húmedo que antiguamente poblaba gran parte de la isla.
El punto de partida se inicia en la plaza del Adelantado de La Esperanza, una población de marcado corte tradicional, capital del municipio de El Rosario. Desde allí el camino se adentrará en el emblemático bosque del Adelantado, vestigio de un milenario bosque de laurisilva, convertido ahora en parque urbano.
Prácticamente los primeros 23 km de esta etapa discurren por el denominado Paisaje Protegido de Las Lagunetas, que constituye la estribación nororiental de la compleja estructura de la cordillera dorsal de Pedro Gil que recorre con disposición NE-SO longitudinalmente esta parte de la isla. Dicha cordillera es la más importante de todo el archipiélago canario en extensión y desarrollo vertical.
El protagonista de este paisaje es el pinar formado en su mayor parte por pinares de pino radiata (Pinus radiata) y canario (Pinus canariensis), bajo los cuales crecen habitualmente especies propias de la laurisilva.
Tras el primer kilómetro de recorrido, se llega a un desvío que nos conduce hasta el área recreativa y mirador de La Vica, en el cual se podrá disfrutar de unas amplias panorámicas de la costa occidental de Tenerife. A continuación del mirador de La Vica, el Camino alterna la amplitud de las pistas forestales con el cobijo de las sendas hasta llegar al área de descanso de Siete Fuentes, donde comenzará el tramo de ascenso más duro, por un sendero zigzagueante que discurre bajo un dosel de pinos y brezos (Erica arborea).
Una vez alcanzadas las cotas de mayor altitud de este tramo, el sendero bordea numerosos barrancos en dirección sureste, donde el entorno traslada al caminante a bosques encantados en los que el musgo pende de las ramas de los pinos y los brezos y las frecuentes nieblas se cuelan por las laderas y crestas de los lomos. Si las nieblas nos lo permiten, se tendrá la ocasión de disfrutar de magníficas vistas del aparentemente lejano Pico del Teide.
El descenso por la senda nos devuelve a una pista forestal, cuyo trazado nos lleva, en primer lugar, a la Casa del Agua, un lugar donde antiguamente llegaba el agua canalizada procedente de varios manantiales y ejemplo de las infraestructuras hidráulicas de la zona, que tuvieron gran importancia en el pasado. Más tarde, llegaremos al área de descanso de Pedro Gil y, finalmente, sin salir de la pista, al área recreativa de La Caldera, que cuenta con servicios y transporte público, y que se encuentra muy próxima a Aguamansa, en el municipio de La Orotava.
Esta etapa de unos 14 km. de longitud discurre entre el área recreativa de La Caldera y el centro de visitantes de El Portillo, en el Parque Nacional del Teide. Desde la zona de La Caldera se tendrá la oportunidad de contemplar unas espectaculares panorámicas del Valle de La Orotava y de la isla de La Palma, que se podrá divisar incluso cuando está nublado, bajo el denominado mar de nubes característico de la isla.
Al igual que sucederá con la cuarta etapa de este camino natural, la mayor parte de este tramo discurre por el Parque Natural de la Corona Forestal, zona eminentemente forestal que circunda el Parque Nacional del Teide, y donde se ubican las mejores muestras de pinar y vegetación de alta montaña de Tenerife. Este tramo del Camino va atravesando varios barrancos, que forman la red de drenaje del norte de Tenerife. La Corona Forestal ejerce un destacadísimo papel en la captación de aguas y en la conservación de suelos ante la erosión.
A partir de allí, coincidiendo inicialmente con el PR-TF-35, el sendero se adentra en un bosque de pinar con denso sotobosque de brezos de gran porte, que en ocasiones impiden ver el cielo. En este primer tramo de la segunda etapa, los mojones indicarán el límite de monte público junto al vallado de fincas particulares, guiando un camino alfombrado en ocasiones por infinidad de helechos.
Se llegará así hasta el lugar conocido como el Pino o Fuente del Dornajito, que ha sido tradicionalmente un área de descanso objeto de numerosas descripciones por parte de naturalistas históricos que visitaron la isla. La Fuente del Dornajito fue descrita por primera vez por el británico J. Edens, cuyo relato de su ascensión al Teide, realizada en 1715, fue publicado en la célebre revista de la Royal Society londinense, Philosophical Transactions.
Poco a poco, el bosque se va transformando en monteverde canario, donde predominan la faya (Myrica faya), el brezo (Erica arborea) y otras especies características de la laurisilva, como el madroño canario (Arbutus canariensis). A medida que asciende, el Camino se adentra en un pinar cada vez más denso, acompañado de las especies de matorral más características de estas altitudes, como son la retama del Teide (Spartocytisus supranubius) y el codeso (Adenocarpus viscosus). Bruscamente, el bosque se termina y comienza la subida hasta el centro de visitantes de El Portillo, en el Parque Nacional del Teide.
Este tramo del Camino, de aproximadamente 16 km, lleva desde el centro de visitantes de El Portillo hasta el Parador de las Cañadas del Teide.
Esta parte de la ruta discurre por el Camino Real de Chasna, una vía utilizada durante siglos para los trueques comerciales desde tiempos de los guanches, los antiguos pobladores anteriores a la conquista hispana. Desde El Portillo se sigue la pista de las Siete Cañadas (Camino Real de Chasna), adentrándonos en un paisaje singular y una flora endémica dominada por la retama y el alhelí del Teide (Erysimum scoparium), la hierba pajonera (Descurainia bourgeauana) y el tajinaste rojo (Echium wildpretii).
El sendero recorre el denominado Circo de Las Cañadas en su base, que queda siempre a la izquierda del camino, pudiendo admirar durante todo el recorrido la inmensidad del Teide al lado derecho. Con el nombre de Las Cañadas se conoce a una gigantesca caldera de unos 17 km de diámetro sobre la que se asienta el Pico del Teide, de 3.718 m, que supone la mayor altura de España y el tercer volcán más alto del mundo.
Durante esta etapa se observan singulares formaciones rocosas de origen volcánico, como La Papelera y El Palomar, que se alternan con diversas cañadas que dan nombre a este sendero. La primera cañada es la de Diego Hernández, donde se localiza una cueva que sirvió de refugio al último pastor de Las Cañadas, y que recibe el nombre del mismo.
A lo largo de la senda y, especialmente en la Cañada del Topo de la Grieta, también se localizan asentamientos guanches, posteriormente utilizados por pastores. El sendero termina con la Cañada del Montón de Trigo, un llano que se extiende bajo el frente de lava donde se forma una gran charca en invierno. Llegados a este punto, se puede optar por seguir por la pista hasta el Parador Nacional de Turismo o bien continuar por la siguiente etapa del Camino Natural, hacia la Degollada (collado) de Guajara. Junto al Parador se puede también encontrar la ermita de Las Nieves.
La ruta parte del Parador Nacional hasta conectar con la pista de las Siete Cañadas. El tramo que discurre hasta el sendero que asciende a la Degollada de Guajara es muy cómodo, pues no existe apenas desnivel.
Desde la parte del Camino que transita por las Siete Cañadas se podrá disfrutar de la visión de la formación rocosa de El Capricho, lugar donde se permite realizar escalada.
Al llegar a la Cañada del Montón de Trigo, tomaremos un sendero que asciende en pendiente constante hasta la Degollada de Guajara, emplazamiento que permite una panorámica del Circo de Las Cañadas del Teide, de Pico Viejo, Montaña Blanca y del propio Pico del Teide. En este punto hay unas magníficas vistas de ambas vertientes.
Una vez superado el collado, se inicia el descenso, pasando por una pared de toba volcánica blanca. Hasta aquí, la vegetación que se va a encontrar a nuestro paso es la propia de las cumbres del Teide, destacando especies como la retama, el rosalillo (Pterocephalus lasiospermus) y el codeso de cumbre, el alhelí del Teide y la hierba pajonera, anteriormente mencionadas.
Durante la bajada se alternarán los terrenos poblados de pinar y de matorral de cumbre, hasta que el camino se adentra en un pinar de escasa densidad y baja altura, para pasar a otro con mayor grado de desarrollo. En esta parte del sendero se encuentran las ruinas de la Casa de Marrubial y, más adelante, una zona de descanso bajo la sombra de un pino de grandes dimensiones, con un diámetro superior a los cuatro metros.
El camino continúa dirigiéndose hacia Vilaflor, el pueblo de mayor altitud de Canarias, situado a 1.400 m de altura. En este último tramo de la etapa, el Camino Real de Chasna está trazado entre muros de piedra en seco y su firme se encuentra perfectamente conservado. Cuenta con numerosos tramos empedrados, en ocasiones con piedras de grandes dimensiones que llaman poderosamente la atención. Este mismo municipio cuenta con el pinar más longevo de Canarias, el único que no es exclusivamente de repoblación en la isla.
Una vez en Vilaflor, las señales del Camino conducirán al viajero a la plaza de San Pedro, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre, uno de los edificios religiosos más antiguos de la isla.
Partiendo de la iglesia de San Pedro, en Vilaflor, se continúa en ascenso por carretera hasta la ermita de San Roque, desde donde se tendrán unas espléndidas vistas del pueblo y de la costa sur de la isla. Un poco más arriba el sendero se adentra en un bosque de pinar seco.
Al ir ascendiendo, el itinerario se adentrará en el Parque Natural de La Corona Forestal, pasando junto al depósito municipal de aguas, hasta llegar a una zona denominada Las Corujas, un lugar donde antiguamente se transformaba la leña en carbón, y desde donde se puede contemplar de nuevo la amplitud del paisaje del pinar hasta la costa.
A partir de aquí, el sendero desciende penetrando en el Paisaje Protegido de Ifonche, donde el pinar se alterna con algunas terrazas de cultivo, pasando por el puente del Guayero, que atraviesa el barranco de Las Goteras, considerado la zona de mayor interés florístico del paisaje. A medida que el camino se acerca al caserío de Ifonche y hasta el final del sendero, se pueden observar antiguas eras de trilla circulares, donde se trillaban los cereales y posteriormente se aventaban para obtener el grano, una zona ideal para hacer un alto en el camino.
Una vez llegados a la base del Roque Imoque, el sendero se adentra en la Reserva Natural Especial del Barranco del Infierno, desde donde se divisa el pueblo de Adeje y Los Cristianos, así como las islas de La Gomera y La Palma.
En este último tramo del Camino también destaca la presencia del Roque del Conde, en cuya cima se encuentran algunos restos de grabados aborígenes, y de la vegetación característica de la zona, dominada por el cardonal-tabaibal.
Continuando por el barranco de El Rey se alcanza el barrio de Vento de Arona y, después de atravesar sus calles, se llega al casco histórico de esta localidad. Allí, en la plaza de la Salud, donde se encuentran la iglesia y el ayuntamiento, se da por concluido el recorrido.
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2007, el Parque Nacional del Teide, situado en el centro de Tenerife, es una visita obligada en la isla. Con una altitud media superior a los 2.000 m, este Parque Nacional alberga una de las muestras mundiales más espectaculares de un ecosistema volcánico de alta montaña, cuya máxima expresión es el mítico Pico del Teide.
El teleférico del Teide salva un desnivel de 1.199 m hasta la base del Pico, situada a 3.555 m de altitud. Desde la estación del teleférico de La Rambleta, antiguo cráter de 850 m de diámetro, hasta la cumbre del Teide, a 3.718 m, sólo se puede acceder por el sendero de “Telesforo Bravo”. Para ello es imprescindible disponer de un permiso que se puede solicitar online o en las oficinas del Parque Nacional, en Santa Cruz de Tenerife.
Bajo la sombra del Pico se encuentran los caminos al Mirador de La Fortaleza y al Mirador del Pico Viejo. Desde el camino del Mirador de La Fortaleza se eleva el sendero por la empinada ladera del Teide que conduce hasta su mítico cráter, de 80 m de diámetro, desde donde se pueden divisar todas las islas del archipiélago canario.
El Parque Nacional del Teide destaca por su singularidad volcánica y biológica, con una flora rica en endemismos y monumentos geológicos asombrosos, como la grandiosa caldera de forma elíptica, una de las más grandes del mundo, con 16 km de eje mayor, en cuyo interior se formó el estratovolcán, y que marca el límite natural del Parque.
Las distintas erupciones del volcán marcaron el relieve del suelo. A los pies de la pared del circo se encuentran las denominadas Cañadas del Teide, planicies sedimentarias de color amarillo claro que sorprenden por sus enormes ríos de lava petrificada y donde se acumula gran cantidad de material erosionado.
La variedad de conos volcánicos, cráteres, chimeneas, roques, cenizas y coladas de lava se extienden por las más de 18.900 ha del Parque Nacional del Teide y constituyen un extraordinario paisaje de colores y formas que no deja indiferente a ningún visitante.