Este entorno fue testigo, durante décadas, del paso del ferrocarril que transportaba el mineral de hierro desde Ojos Negros a Sagunto. Desde la estación de Santa Eulalia, por las vegas del río Jiloca, custodiado por cultivos de cereal y plantación de chopos. En la monumental Teruel, los paisajes erosivos son los protagonistas. Finalmente, pinares y sabinares, ascienden hasta el Puerto de Escandón.
El inicio de este Camino se encuentra en la antigua estación de tren de Santa Eulalia, junto a la carretera A-1511 dirección a Pozondón.
El recorrido comienza atravesando una estepa con algunas parcelas dedicadas al cultivo de cereales, por la que se entrecruzan caminos rurales que sortean pequeños barrancos y cauces de arroyos estacionales. La ruta llega al núcleo de población de Las Granjas y poco después pasa cerca de varias masías aisladas como la de Lanzuela, Boleas y Serrano, avanzando junto a la acequia que riega los maizales y las choperas de Cella. Inmediatamente el Camino cruza una vía pecuaria asfaltada y comienza un largo tramo compartido con vehículos, aunque con tráfico escaso pues tan sólo es utilizado por los agricultores.
El trazado continúa entre unas choperas de repoblación que delatan por dónde iba el cauce natural del río Jiloca. En este tramo se conservan aún restos de puentes de los antiguos caminos agrícolas sobre la línea del ferrocarril minero de Ojos Negros por la que discurre el itinerario. Al final de un tramo de regadío, el recorrido cruza a nivel la carretera de entrada a Cella por una rotonda, y pasa por una antigua paridera que se conserva junto a un vallado de una zona industrial.
La población de Cella queda a dos kilómetros de la ruta, asentada en un cerro, pero es recomendable desviarse hasta allí para recorrer sus estrechas callejuelas medievales o la plaza del Ayuntamiento, como ya hiciera el Cid, y visitar el nacimiento del Jiloca, que se produce en un gran pozo artesiano dentro de la localidad. Este pozo es uno de los mayores de Europa y fue acondicionado en el siglo XII por los templarios.
Tras la estación de Cella el trazado se dirige a Caudé por tierras de secano, acercándose poco a poco a la autovía Mudéjar (A-23) y a las laderas del valle. Un paso subterráneo, en primer lugar, y un paso elevado después, superan sendas pistas asfaltadas que transitan a ambos lados del aeropuerto de Teruel. Finalmente se cruza bajo la carretera N-234, y después sobre la vía del tren por una pasarela metálica que, al estar elevada, permite disfrutar de privilegiadas panorámicas.
La pequeña pedanía turolense de Caudé queda junto a la ruta, y desde la estación se puede bajar a llenar las cantimploras de agua en la fuente situada junto a la iglesia.
El Camino Natural de Ojos Negros sigue por un tramo llano hasta cruzar la autovía A-23 en dirección Concud, para bajar suavemente hacia la vega del río Alfambra, y continuar después por el Cerrillo de Casa Roya hasta la estación de Teruel, ubicada a cinco kilómetros de distancia de la ciudad. Pocos metros después de la estación de Teruel, el Camino Natural de Ojos Negros conecta con la Senda fluvial río Alfambra.
Tras la visita obligada a la capital, Patrimonio de la Humanidad, la ruta atraviesa una zona de cárcavas de gran belleza, en el Puntal de la Hoya Blanca, y lentamente remonta para pasar bajo el viaducto de las carreteras A-226 y A-23. La autovía se volverá a cruzar más adelante varias veces por debajo. Aparecen entonces, por primera vez, terrenos forestales, los pinares de la Hoya de Teruel. Sucesivas trincheras y terraplenes mantienen una suave pendiente que asciende hasta el viaducto sobre la Rambla de Río Seco, cruzando de nuevo la autovía A-23, en esta ocasión por un paso elevado.
Poco a poco el matorral va dando paso a densos pinares con encinas (Quercus ilex), enebros (Juniperus communis y J. oxycedrus) y sabinas (J. thurifera y J. phoenicea). Tras un viaducto se llega a la estación de Valdecebro, en medio del pinar que controla los problemas de erosión. Tras acercarse el itinerario a la autovía, el sustrato cambia a piedra caliza y aparecen bosques más densos. Grandes trincheras, dos túneles y cuatro viaductos más, van cruzando los sabinares y pinares del Puerto de Escandón, donde el panel interpretativo indica el final del Camino Natural de Ojos Negros, aunque la ruta, equipada y bien señalizada, se puede seguir hasta Sagunto.
Ojos Negros era una antigua explotación minera de hierro situada al pie de Sierra Menera, en la provincia de Teruel. Una larga línea de ferrocarril de vía estrecha comunicaba la mina con las siderurgias de Sagunto, a través de más de 200 km. Curiosamente, desde antes de su construcción existe otra línea de ferrocarril de vía ancha, que sigue circulando en paralelo a ésta, acondicionada para el transporte de viajeros, pero la compañía minera pensó que le salía más rentable construir otra. Tras varias décadas de uso intensivo, tuvo que pedir a Renfe el uso de su vía para solucionar el cuello de botella que suponía su propio pero insuficiente medio de transporte. La línea se cerró en 1972. Diez años después, se produjo la crisis minera española, que provocó la quiebra definitiva de la compañía minera y de la hasta entonces próspera industria férrica saguntina.