Desde el puente romano de Villanueva de Santo Adriano, el Camino Natural recorre Proaza, se adentra en el pequeño concejo de Yernes y Tameza, y finaliza en Teverga, atravesando en su recorrido los Puertos de Marabio, pasando por los lagos de La Barrera y La Tambaina, y rodeando el Pico Caldoveiro en el último tramo, hasta la localidad de Villamayor.
La etapa parte del centro de Villanueva de Santo Adriano, en la plaza de Ángel Fernández, donde se sitúan el edificio del Ayuntamiento, al lado del cual encontraremos el panel de comienzo de etapa, y la capilla del Carmen. La localidad de Villanueva está dividida por el río Trubia y por el trazado de la Senda del Oso, que atraviesa la capital de Santo Adriano por el puente, una construcción meramente medieval, apuntado y de bastante altura, con un solo arco de medio punto muy abierto, que era paso obligado del camino que bajaba desde Ventana.
Además del puente medieval, en Villanueva también destaca la iglesia parroquial de San Romano, un templo románico de una sola nave rectangular y cabecera semicircular, con bóveda de horno en el ábside, donde aparecen pinturas murales, con imágenes de Santa Catalina, la Asunción de la Virgen y San Sebastián.
En las cercanías del río Trubia también se encuentra la iglesia de Santo Adriano de Tuñón, obra del prerrománico asturiano (siglo IX).
En el entorno de la aldea de Tuñón, se puede encontrar una concentración única de yacimientos arqueológicos, de especial interés por sus representaciones artísticas. Se trata de manifestaciones de gran antigüedad (Paleolítico superior), donde puede apreciarse la continuidad estilística entre las primeras manifestaciones gráficas parietales del Homo sapiens (halladas en la cueva del Conde O Forno), y la aparición del arte figurativo (presentes en las cuevas de Los Torneiros y Santo Adriano). Los grabados lineales encontrados en la Cueva del Conde, se corresponderían con lo que se conoce como representaciones del “primer horizonte gráfico del Nalón”, o lo que es lo mismo, las primeras manifestaciones artísticas de los más antiguos pobladores de Asturias. La siguiente etapa de expresión gráfica es el denominado “segundo horizonte”, esta vez compuesto principalmente de grabados zoomorfos, como ciervas, bisontes, caballos y cabras, cuyos ejemplos se pueden encontrar en las cuevas de Los Torneiros, La Cueva Pequeña o el abrigo de Santo Adriano.
De camino al puente sobre el Trubia, nos encontraremos el lavadero y la fuente pública de Villanueva, ambos en piedra. La fuente, construida en 1928, fue financiada por José Antonio Fernández, un indiano vuelto de América que aportó las 8.000 pesetas que costó, y que aprovechó el agua que venía por el arroyo de las Xanas.
La ruta se inicia cruzando el Trubia sobre el puente romano y subiendo en fuerte ascenso hasta Castañedo del Monte (Castañéu’l Monte), coincidiendo en la mayor parte del trazado con el GR- 101.1. Otra opción es no cruzar el puente y seguir la señalización que, a orillas del río, lleva a San Andrés, desde donde se continúa en ascenso por carretera hasta Castañedo del Monte.
Desde Castañedo del Monte, el ascenso prosigue por carretera hasta el núcleo rural de Linares, a la salida del cual el trayecto continúa por la carretera de la izquierda. Poco después de dejar atrás unas antenas- repetidores, el trazado deja la carretera y gira a la derecha, subiendo por una pista de hormigón, que poco más tarde pasa a ser de tierra. El ascenso se prolonga durante un largo tramo, entre prados y cabañas, pasando junto a la Braña de San Bartolomé y dejando atrás la capilla con el mismo nombre.
La pista de tierra llega por fin a una collada donde encontraremos un panel informativo del GR-101.1 y la señal vertical del Camino Natural GR-109. Desde allí, tendremos la opción de bajar a la derecha, hacia Cuevallagar, y proseguir por la alternativa a través de pista de tierra, hacia Yernes y el Aula Vital. Desde la collada, continuando por el sendero señalizado hacia Villamayor (Villamaore), la ruta prosigue en ascenso por las praderas de Las Forcadas y El Llanu, pasa cerca de dos mangadas ganaderas y gira a la derecha, adentrándose por un sendero entre las laderas calizas de los Puertos de Marabio, área de gran interés hidrogeológico.
El ascenso se prolonga durante el siguiente tramo, zigzagueando entre laderas por un camino bien señalizado, y pasando cerca de los lagos de La Barrera y La Tambaina, entre hayedos (Fagus sylvatica), acebos (Ilex aquifolium) y espineras. A lo largo de este tramo, deberemos prestar especial atención a la señalización, especialmente si realizamos la ruta en época invernal.
El último tramo del trayecto rodea el Pico Caldoveiro y comienza a descender entre acebos, con vistas a la Sierra de Peña Gradura, a la izquierda, y la Sierra de La Llomba, a la derecha. El descenso se prolonga en dirección sur, pasando junto a unas cabañas, hasta alcanzar la carretera. Ya en este punto, el Camino Natural prosigue hacia a la derecha, descendiendo por pista asfaltada hasta el núcleo rural de Villamayor, a la salida del cual encontraremos el panel de fin de ruta, al lado de una fuente.
Obra de Alfonso III (866-910), la iglesia de Santo Adriano de Tuñón fue fundada en 891 como iglesia de un monasterio benedictino que fue levantado sobre otro más humilde, aunque sufrió una gran transformación en el siglo XII. En el año 1100, el monasterio y sus pertenencias fueron donados a la iglesia de San Salvador de Oviedo por Alfonso VI.
Declarada Bien de Interés Cultural en 1931, las pinturas al fresco de esta iglesia prerrománica son el único testimonio del trabajo de pintores mozárabes en un taller de arte asturiano. Las interesantes pinturas que se conservan en la capilla mayor representan motivos vegetales, flores de color rojo y amarillo, semicírculos y almenas. Destacan las representaciones del sol y la luna, todas ellas muestras de las influencias orientales llegadas desde Córdoba a través de artistas mozárabes.
De planta basilical con tres naves separadas con pilares, el templo conserva originales algunos capiteles de columna de tradición romana, así como un fragmento de celosía de mármol. En el exterior, invisible a nuestros ojos, rodea el edificio una necrópolis que abarca desde el siglo X, fecha de su construcción, hasta la Edad Moderna.
Situada sobre una pequeña meseta caliza, a unos 700 metros de altitud, y custodiada por las estribaciones y alturas de la Sierra de Tameza, con el Pico Caldoveiro siempre presente, se encuentra Yernes, la mayor población del pequeño concejo de Yernes y Tameza, encerrado entre Grado, Proaza y Teverga, fuera de las principales vías de comunicación regional.
Yernes se encuentra dividido en diversos barrios, como el Palacio, el Portal o Villarriba, y mantiene abiertas durante todo el año unas 21 viviendas, con 70 habitantes en total. Su caserío denota un marcado origen rural, constituido por tradicionales casas de labranza agrupadas, con hórreos y paneras en gran número, que se encuentran intercaladas entre estas y diversas construcciones auxiliares, como cabanones, pozos y tenadas, formando callejuelas y plazoletas con enorme encanto.
La uniformidad exterior lo dan los paramentos de mampostería caliza vista que componen la mayoría de las edificaciones, interrumpidos en ocasiones por balcones y corredores de madera tallada. Algunas de estas casas están encaladas y otras son de piedra vista, como la antigua Casa Rectoral, destruida en toda su extensión, aunque se mantienen los gruesos y nobles muros en pie como un mondo esqueleto.
En un extremo del pueblo se encuentra lo que queda reconocible de la casa solariega de los López del Vallado, en el barrio de la Casona. De grandes dimensiones, no posee ningún símbolo externo que muestre su nobleza, tras la retirada del escudo. Hoy, son varias las viviendas particulares que dividen la antigua casona.
Domina desde la cota superior la imagen de la iglesia de la Santa Cruz, un pequeño templo, elegante y sobrio, de una sola nave, cabecera cuadrada, sacristía lateral, pórtico y espadaña de triple arco. La iglesia de la Santa Cruz sigue modelos tradicionales asturianos, siendo fechada por una inscripción en 1919. Su campanario alberga una campana de 1799, decorada con una cruz de calvario. A su lado, se esconde el camposanto tras una alta tapia. Frente a la iglesia, una abierta plazoleta domina toda la extensión del pueblo.
El Monumento Natural de los Puertos de Marabio constituye una extensa pradería de montaña situada a caballo entre los concejos de Yernes y Tameza, Teverga y Proaza, que se incluye en el territorio del Paisaje Protegido del Pico Caldoveiro y, parcialmente, en el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa.
El sistema kárstico de los Puertos de Marabio se caracteriza por una serie de dolinas y valles ciegos de corto recorrido que drenan las aguas de escorrentía hacia sumideros conectados. Por este motivo, en la zona existen multitud de cavidades subterráneas, en muchas ocasiones conectadas entre ellas, que llegan a formar complejos entramados.
La progresiva reducción de la carga ganadera se hace evidente en el gran número de cabañas hoy abandonadas. Además, diseminadas entre las praderas, aparecen pequeñas pero numerosas matas de acebo (Ilex aquifolium), espino albar (Crataegus monogyna) y endrino (Prunus spinosa), que fueron conservadas por los pastores por su interés como lugar de refugio del ganado frente a la lluvia o los calores del verano.