A lo largo de esta ruta, que discurre por los trazados de vías pecuarias restauradas, se descubrirá la característica forma del paisaje sayagués, modelado por sus pobladores a lo largo de siglos, así como los elementos de su arquitectura tradicional, como pontones, fuentes o los característicos muros de piedra de sus cortinas.
Este Camino Natural discurre entre la ermita de Gracia (en el término municipal de Bermillo de Sayago) y Escuadro (en el de Almeida de Sayago), en plena comarca de Sayago. Está perfectamente señalizado y no hay lugar a equivocaciones, excepto a su paso por el casco urbano de Almeida, donde hay que poner especial atención para encontrar las señales en fachadas, postes eléctricos o farolas.
El Camino parte de las inmediaciones de la ermita de Gracia, en un paraje donde hay un área de descanso y el primero de los cruceros de piedra que se podrán ver durante el trayecto.
Para comenzar la ruta, que discurre sobre jabre (material procedente de la disgregación del granito) durante casi todo el recorrido, es preciso cruzar una verja de metal o porteras (que no hay que olvidar cerrar según se vayan cruzando, para que el ganado no se salga de sus zonas de pastoreo). Sin más, el sendero se adentra en una dehesa de encinas (Quercus ilex) de buen porte, atraviesa otras dos cancelas, entre las que se cruza la carretera ZA-311 y continúa por la dehesa hasta llegar a otro crucero.
Aunque el Camino Natural discurre junto a otros de acceso a fincas, una alineación de piedras clavadas en el suelo indica sin lugar a dudas la zona de uso exclusivo como Camino Natural. El encinar se vuelve paulatinamente menos denso, dando paso a grandes extensiones de pastizal por los que pasea ganado ovino y bovino. Estas fincas (denominadas cortinas en la comarca de Sayago) están delimitadas por unos curiosos muros de mampostería en seco muy característicos de la comarca.
Tras pasar junto al área de descanso de Nava Enjuta, el Camino atraviesa un arroyo por un pontón tradicional, comenzando un suave ascenso por una loma en la que ya no queda apenas arbolado. Se vuelve a pasar junto a otro crucero, junto a un depósito de agua, y se empiezan a divisar al fondo las casas de Almeida. El descenso hacia el pueblo se realiza pasando entre sus cortinos (parcelas cercadas por el típico muro de mampostería en seco que rodean a los pueblos) y tras pasar por la fuente de la Corbella, se llega a las primeras casas.
Se desciende callejeando entre las pintorescas calles de Almeida, muchas de ellas vías pecuarias, hasta llegar a la iglesia de San Juan Bautista. El trayecto continúa entre casas de arquitectura tradicional, cruzando la rivera de Belén por el puente Grande y llegando a un parque junto a la fuente del Caño.
Tras cruzar la carretera ZA-320, se abandona el pueblo otra vez caminando entre sus cortinos pasando por la fuente de los Señores. El Camino se acerca momentáneamente a la carretera ZA-P-2219 para cambiar de dirección y adentrarse de nuevo en un paisaje de pastos interrumpido sólo por alguna encina solitaria o matorrales cuando se cruza algún arroyo. Dejando a un lado el área de descanso de Valdeserranos, se llega en un par de kilómetros a un desvío, junto al área de descanso y la presa de Fuente Laguna que permite llegar hasta la fuente del mismo nombre, alejada del camino tan sólo unas decenas de metros. Más adelante el Camino pasa al lado de la Fuente de Prado Viejo.
El recorrido comienza un suave pero continuo ascenso, adentrándose de nuevo en una zona de dehesas, en la que empiezan a aparecer robles melojos (Quercus pyrenaica) que van intercalándose con las encinas hasta casi sustituirlas. Se llega entonces al entorno de la ermita de Santa Bárbara, un buen lugar para admirar el paisaje sayagués desde el mirador del Teso de Santa Bárbara.
A partir de este punto, el Camino desciende en dirección a Escuadro, pasando junto a la fuente y el área de descanso de Navalfaraz, desde donde se comienza a apreciar la cercanía de la población con la aparición de sus cortinas.
Tras cruzar la carretera ZA-P-2219, solo queda entrar a la población de Escuadro, terminando la ruta junto a la iglesia parroquial, que cuenta en su fachada con estelas romanas, procedentes de los despoblados romanos de Los Turriones o de Macada.
Antes de abandonar el Camino, merece la pena pasear por esta pequeña población y descubrir sus fuentes tradicionales, la de la Bomba, la del Barrero, la del Pozaco y la Fuente Romana.
La comarca sayaguesa tuvo un perfil de identidad cultural claro por unas condiciones geográficas favorecedoras. La figura del sayagués acaparó una atención literaria durante siglos; desde Juan de la Encina y Lucas Fernández hasta Torres Villarroel. La mayor intensidad de este perfil humano, asociado a una determinada “etnicidad” comarcal, se sitúa en el área de Almeida.
Las características de dicho perfil se fundamentan en “el habla”, “la parla sayaguesa”, y la tierra, el hábitat, la raíz, el origen, las costumbres, el propio medio, aquello que incide sobre la propia esencia o “sayagueidad”.
El paisaje va íntimamente asociado a ella: toda la naturaleza sayaguesa era una arquitectura de “cortinas”, realizadas al igual que las construcciones domésticas y auxiliares, con el granito de Sayago.
Junto a las “cortinas”, la casa se erige como construcción emblemática de Sayago, cuya estructura tradicional mantiene el corral delante de la vivienda, realizándose la entrada a través de una gran puerta carretera de dos hojas (la portalada), de grandes sillares labrados y a veces con la data en que se concluyó la obra, y la variedad de cerrojos y aldabas con motivos a veces prestados del bordado tradicional.