La cría de
animales de razas puras constituye un elemento fundamental de la ganadería, por sus implicaciones económicas, sociales y ambientales. El uso de
animales de alto valor genético contribuye al incremento de rentabilidad y competitividad de su producción, sin olvidar la
protección de las razas ganaderas amenazadas, que aportan gran capacidad de adaptación a los distintos entornos ambientales y enfermedades.