Fuerteventura es la segunda isla más extensa del archipiélago canario, y fue declarada en su totalidad Reserva de la Biosfera por la UNESCO el 26 de mayo de 2009. La geomorfología representa el factor paisajístico dominante y sus amplias playas, su mayor atractivo turístico.
Es importante destacar que uno de los factores que mayor condiciona las características del archipiélago canario, y en concreto de Fuerteventura, es la influencia de los vientos alisios generados por el anticiclón de las Azores.
Dependiendo de la proximidad de este anticiclón al archipiélago, hace que los vientos en su recorrido oceánico lleguen con más o menos humedad. Se trata de vientos de componente NE y que están estratificados. Hasta los 1.500 m (vientos inferiores), por su contacto directo con la superficie oceánica son más frescos y húmedos, mientras que en altura, los vientos superiores (hacia los 2.000 m) son más cálidos y secos, lo que da lugar a fenómenos de inversión térmica.
Cuando estos vientos llegan al archipiélago desde el NE chocan contra las cotas más altas y se estacan (efecto Foehn) quedándose en las vertientes NE las nubes, y evitando que pasen a la vertiente S-SO, dando lugar en esta vertiente opuesta, un clima más despejado y cálido. Las nubes se quedan ancladas en la primera cara de la vertiente provocando más nubosidad y precipitaciones. Esta dualidad provoca que la vegetación sea diferente según una vertiente u otra.
Lo característico de Fuerteventura es que la inexistencia de cotas altas que pueda frenar la nubosidad que trae consigo los alisios, provoca que aquellos pasen de largo, dejando cielos despejados y sin posibilidad de precipitación en toda la isla. Por este motivo Fuerteventura y Lanzarote son las islas de mayor aridez y escasez de vegetación potente debido a la falta de precipitaciones.
Otro fenómeno que se genera en estas dos islas más orientales del archipiélago, como consecuencia de la dinámica de los alisios, es el upwelling, que consiste en que las capas más superficiales de lámina de agua oceánica son desplazadas por los vientos, produciendo el ascenso de las capas inferiores del océano, de menor temperatura, lo que provoca que en Lanzarote y Fuerteventura se amortigüe la llegada de los vientos calientes procedentes del continente africano de temperaturas más altas.
Recorrer las nueve etapas en que se divide el Camino Natural GR-131 en Fuerteventura implica atravesar el islote de Lobos y la isla de Fuerteventura de norte a sur por un característico paisaje semidesértico, ausente de cobertura arbolada en casi la totalidad del recorrido, abarcando desde los evocadores paisajes de arenas doradas y hermosas playas de aguas turquesas hasta los malpaíses (superficies muy irregulares, agudas y cortantes originadas por coladas volcánicas, donde la lava solidificada ha dado lugar a terrenos desérticos y a formaciones de alto valor por su singularidad visual).
El camino natural discurre por senderos de perfil suave, salvo excepciones, como la subida al Pico de la Zarza o a la degollada (vaguada/ desfiladero) del Cofete, ya que la orografía de Fuerteventura está marcada por un acentuado efecto de la erosión, con elevaciones suavizadas por los vientos y las lluvias a lo largo de siglos.
La isla es rica en espacios naturales protegidos, que comprenden casi el treinta por ciento de su superficie, la mayoría de los cuales podrán disfrutar a lo largo del trayecto. El sendero transita por el Parque Natural del Islote de Lobos; el Monumento Natural del Malpaís de la Arena y sus lavas asociadas, que constituyen las últimas manifestaciones volcánicas registradas en Fuerteventura; la Montaña "sagrada" de Tindaya, un lugar emblemático para los majos (denominación de los habitantes de Fuerteventura y Lanzarote), el pueblo aborigen; el Parque Rural de Betancuria, el espacio natural más extenso de la isla, con su paisaje de barrancos en forma de "U"; el Monumento Natural Montaña Cardón, y ya en el extremo sur, el Parque Natural de Jandía, con muestras de todos los hábitats que es posible encontrar en la isla: el sabulícola (playas y arenas), el saladar, las llanuras pedregosas, los barrancos y las vaguadas y cumbres.
A pesar de la escasa cubierta vegetal, por el camino se encontrarán numerosos endemismos, entre los que destaca el cardón de Jandía (Euphorbia handiensis), además de palmeras y tarajales en los cauces de barrancos y valles. La isla también es hábitat de gran cantidad de aves, muchas de ellas migratorias, entre las que destacan a la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae), la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), el guirre (Neoprhron percnopterus majorensis) o el aguililla (Buteo buteo insulrum).
A través del camino natural también se conocerá la historia de Fuerteventura, su cultura aborigen anterior a la conquista normanda y su pasado señorial, además de los distintos sistemas de cultivo tradicionales, con los que el pueblo majorero (natural o relativo a Fuerteventura) ha luchado frente a la hostilidad del terreno y la falta de agua para desarrollar su actividad agraria.
Es imprescindible apuntar que la conjunción de ausencia de cobertura arbórea y del clima desértico y árido de la isla, con la escasez de lluvias y temperaturas casi constantes todo el año por encima de los 20 ºC, obliga al caminante a proveerse de protección solar y de abundante agua antes de afrontar cualquier etapa, y si se realiza el recorrido en los meses estivales, evitar caminar en las horas centrales del día.