De oriente a occidente, el Camino Natural de la cordillera Cantábrica atraviesa el interior de Asturias de oriente a occidente por un recorrido que, lejos de dejar indiferente al caminante, lo sorprende con rincones naturales de belleza extraordinaria en las comarcas montañosas más espectaculares, y lo acerca a un mundo rural donde las costumbres y labores tradicionales del campo siguen marcando los modos de vida en numerosos casonas y aldeas.
La ruta, divida en 27 etapas de diferente dureza, tiene una longitud de poco más de 606 kilómetros, de los cuales, alrededor de 111 kilómetros suponen alternativas a la ruta principal. El trayecto discurre por el accidentado, fragmentado y montañoso territorio asturiano, pasando a través de un medio donde la disposición del relieve y el clima son los principales factores que explican la riqueza natural, la existencia de distintas formas y sistemas de aprovechamiento humano de los recursos naturales y, como consecuencia de esta interacción, la notable diversidad paisajística del Principado.
El Camino Natural de la cordillera Cantábrica parte del concejo de Peñamellera Baja, muy cerca de Cantabria, y finaliza en el concejo de Santa Eulalia de Oscos, donde casi toca tierras gallegas. A lo largo de todo su recorrido, el sendero serpentea entre los concejos de Cabrales, Onís, Cangas de Onís, Parres, Piloña, Nava, Bimenes, Laviana, Alles, Lena, Quirós, Santo Adriano, Proaza, Yernes y Tameza, Teverga, Belmonte de Miranda, Tineo, Cangas del Narcea, Allande y Grandas de Salime, atravesando a su paso una gran variedad de espectaculares paisajes, desde las cumbres y los pastos en las brañas de la alta montaña, hasta los extensos prados y pastizales que alfombran los numerosos valles que vertebran la región.
De esta forma, el Camino Natural recorre algunos de los enclaves naturales protegidos más singulares, como el Paisaje Protegido de la Sierra del Cuera, cerca del Parque Nacional de los Picos de Europa; el Parque Natural de Redes, el Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras, en la zona central; el Paisaje Protegido del Pico Caldoveiro, el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, y el Paisaje Protegido de las Sierras de Carondio y Valledor, ya en el occidente asturiano. En el oriente, la ruta se adentra en bosques dominados por carvallos y, en el occidente, en robledales y hayedos, pasando entre medias por castañares, bosques de coníferas y muy cerca de los bosques de ribera que bordean los distintos ríos que es necesario cruzar.
La ruta recorre primero la llanura aluvial del tramo más bajo del río Deva y asciende después por el valle del Cares y sus afluentes, para continuar por las llanuras del Sella y el Piloña. Entre Benia y Cangas de Onís se asoma al valle del río Güeña y, desde la Sierra del Sellón, al valle de La Marea, para atravesar después la Sierra de Peñamayor en dirección al valle del Nalón. Desde el macizo de Peña Mea, el Camino Natural divisa los valles del Villoria y del Aller, que se comunica con el valle del río Negro a través del cordal de Coto Beyo. Ya en el concejo de Lena, la ruta baja hasta Campomanes, donde confluyen los valles del Huerna, del Pajares y del Caudal, y en Quirós se acerca a la margen del río Teso a la altura de la aldea de El Valle.
Por la Senda del Oso, el Camino Natural sigue el cauce del río Trubia y en Belmonte de Miranda desciende al valle del río Pigüeña buscando el Narcea, del que es su principal afluente. En tierras de vaqueiros se acerca a Tuña, en pleno valle del río Genestaza y, posteriormente, cruza el Narcea a la altura de Corias. En sus últimas etapas, el trayecto desciende al valle del río Irondo para llegar a Besullo y asciende sobre el valle del río Pomar para bajar después hasta las orillas del río del Oro y del embalse de Salime. Ya en su tramo final, la ruta se aproxima a las cuencas del Navia y del Eo.
En todo este recorrido, el Camino Natural cruza antiguos puentes medievales y se acerca a lugares y aldeas poco conocidos a través de su rico patrimonio histórico y cultural, que aún conserva la arquitectura más tradicional en hórreos, casonas, ermitas, iglesias, torres y palacios señoriales, entre otras construcciones, muchas de ellas convertidas en interesantes museos, que dan a conocer costumbres, fiestas y tradiciones arraigadas en la geografía asturiana. De este modo, el sendero discurre coincidiendo en varios tramos con caminos históricos, como la Vía romana de la Carisa, el Camín Real de La Mesa o el Camín Francés del Camino Primitivo de Santiago, encontrando en el transcurso también yacimientos arqueológicos celtas, romanos, y medievales que harán disfrutar a los amantes del senderismo que decidan recorrerlo.